Cuando llega la adolescencia, los cambios físicos, psicológicos, emocionales y cerebrales se suceden tan rápido, que en muchas ocasiones podemos llegar a sentir que no nos ha dado tiempo a adaptarnos a la nueva situación y que nos están cogiendo demasiada ventaja…
Un niño o una niña con TDAH muchas veces no es fácil de llevar. Los retos se suceden día sí y día también. La frustración invade, los nervios afloran y el caos campa a sus anchas en casa y en la escuela. Conocer un poco más qué está ocurriendo y entender que no se trata de un capricho ni de un desafío, puede ayudar a tomar el control cuando creemos que está todo perdido.
En la Escuela Lemon creemos que la adolescencia es una etapa de oportunidades para que progenitores e hijos, crezcan y saquen su mejor versión. Una formación continua permitirá revisarnos a nosotros mismos, para atender las necesidades de nuestros hijos e hijas.
Fomentar las actividades lúdicas en familia, como salir de excursión, jugar a un juego de mesa, hacer una construcción juntos, castillos de arena, recoger la cocina escuchando música y charlando con tu hijo adolescente… reforzará el vínculo que tienes con esa persona, pero también, gracias a la liberación de dopamina, enseñará a tus hijos que las relaciones son gratificantes y les conducirá a querer que la experiencia se repita. Por eso son tan importantes las relaciones en familia, porque esto les llevará a desear relaciones positivas y sanas en un futuro.